viernes, 26 de diciembre de 2008

A fuera llueve

A fuera llueve, aunque en mí sigue brillando el sol.
tras día y medio enyomismada en casa, me encuentro bien... la verdad que es fantástico saber que me llevo bien conmigo, y que después de algunos años las diferentes partes de mi yo "van todas a una, como Fuente Ovejuna".
Es curioso, estoy sola como hace 11 años... y probablemente el clima sea el mismo que entonces. A parte del dolor, impotencia, desolación... que uno pueda sentir ante la muerte de un ser querido, recuerdo que al salir del tanatorio el 27 de diciembre, a parte de un viento espantoso, hacía sol y se entreveía un arcoiris. En ese momento pensé que era el alma de mi madre que descansaba después de tanto sufrir.
Quizás debería de seguir pensando sobre eso, "dejó de sufrir" y la vida sigue. Recurro, nuevamente, a Ismael Serrano, porque tiene una canción, sobre la muerte digna, y como diría "ahora nos queda celebrar nuestro pequeño milagro".
Así que nada... aquí me quedo, disfrutando de mi paz y sol interiores... aprendiendo lo máximo posible y celebrando (no solo en Navidad) "el milagro de estar viva".

Pego la letra de la canción en cuestión:

Artista: Ismael Serranó
Álbum: Sueños de un hombre despierto
Canción: Testamento vital

Cuando todo oscurezca, él escucha, habla ella,
cuando la tarde naranja desenrede la madeja,
cuando mi cuerpo tirite y tenga lista la maleta
has de disponer
que abran las ventanas y me dejen marchar,
que la noche no duela.
Me despedirás y arderé en una estrella.
Y celebrarás este pequeño milagro.

Han pasado algunos años desde la última promesa,
ella se marchó y dejó olvidado un cuerpo dormido.
Soñaremos que una noche a ella le pinchó la rueca
y no despertó.
Y a él sólo le queda celebrar
esta última ofrenda,
la despedirá y arderá en una estrella
y celebrará este pequeño milagro,
su pequeño milagro.

Él ha abierto las ventanas, y ella se aleja sonriendo,
imagina mientras la tarde naranja va cayendo.
Elegimos el camino, también al fin del trayecto,
y ahora a celebrar,
a la luz de una estrella vespertina y azul,
la hazaña de estar vivos,
conocerte aquí, todo aquello que fuimos,
ya sabes, en fin,
nuestro pequeño milagro,
mi pequeño milagro.

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