Esta tarde estaba mirando las actualizaciones de la biblio de la Once cuando me he acordado de un libro que me comentaron el otro día. Es de Spencer Johnson y está dedicado, en principio, al mundo empresarial, aunque lo que cuenta es aplicable a otros aspectos de la vida cotidiana. Se llama "¿Quién se ha llevado mi queso?" y cuenta la historia de dos ratoncitos Fisgón y Escurridizo, y dos liliputienses Hem y Haw encerrados en un laberinto en busca de la cámara de queso. Digamos que cada uno de los personajes puede representar las diferentes partes de uno de nosotros: es decir, Fisgón es capaz de detectar el olfato donde encontrar una montaña de queso, escurridizo es decidido y pasa en seguida a la acción, Hem es imperturbable al cambio y el miedo le paraliza, y por último Haw está anclado a su pasado, aunque tras varias reflexiones afrenta sus miedos con decisión y continúa su camino.
Una lectura amena y curiosa que (una vez más) me recuerda a lo aprendido durante el curso y que no me ha dejado indiferente tras la lectura.
El título del post de hoy es una de las reflexiones que Haw en su búsqueda del queso escribe en una de las paredes del laberinto. Y es verdad, si nos damos cuenta de que los miedos varios en ocasiones nos paralizan ¿qué haríamos si no tuviéramos miedo?. algo de temor es bueno, supongo que es algo básico e instintivo, pero dejar que pase de ser eso, un instinto, a que gobierne nuestra vida es algo diferente y me atrevería a decir que "insano" por no decir perjudicial.
He aprendido también, aunque eso es algo que hace años que aplico, que reirse de uno mismo, de las situaciones que nos atemorizan es super importante, y con eso se consigue reducir esos temores. ¡viva la risa y sus beneficios! Visualizar como sería nuestra vida una vez encontremos nuestra nueva cámara de qeso es también de gran utilidad.
Bueno, pues me despido por hoy! Hoy sin canción, pues no se me ocurre ninguna...
Besos!
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