Ayer por la tarde, después de comer, habíamos quedado para ir a dar una vuelta en quad por los alrededores de Terrassa. No sé bien como surgió la idea.... hace tiempo la gente de spinning quedó para ir a hacerla... y no sé a ´raíz de qué salió la idea de hacer una con los 5 ciegos que vamos a clase de spinning y de paso aprovechar para hacer un reportaje para la revista del Quad. Total, que fuera como fuese... ayer era el día elegido.
Total, que a las 16h del día 31S, jejeej ahí estábamos Xavi, Fidel, Kiko, Jose y Servidora en la tienda de los quads. Nos los enseñaron, nos pusimos los cascos y empezamos la ruta!
La verdad que con los guías (o vaya, en este caso conductores) genial... iban describiendo el paisaje y avisando de las posibles irregularidades del pavimento. Aunque bueno, el factor sorpresa no deja de pillarte algo desprevenido... y bueno, los baches baches son.
La tarde acompañaba bastante. Estaba algo nublado, y bueno, eso le daba un cariz más de aventura. El camino por asfalto fue breve. En seguida pillamos un camino rural lleno de baches, piedras y charcos. Rodeados de bosques de encinas, con el aire puro del campo entrando por la visera del casco, oyendo el canto de algún pajarillo, oliendo a tierra mojada y pasando entre montañitas. Yo durante el trayecto no pude evitar trasladarme a Madeira.... y pensar en ¿cómo hubiese sido la visita a la isla en quad, en vez de en un monovolumen lleno de alemanes?
En fin, que como siempre me voy por los cerros de Úveda. Total, que llegamos a un campo de fútbol que la hierva casi llegaba a los tobillos y allí nos dijeron que cambiábamos los papeles.... que nos daban los mandos del quad a nosotros. Bueno, pues nada... ¡quién ha dicho miedo! La verdad es que en ese momento se despertaron sentimientos muy contradictorios en mí. Por una parte, estaba la inseguridad y la falta de control de la situación, es decir, el no saber por ti mismo que tienes delante, el no tener calculadas las distancias, el pensar.... "como el tío este se empane, nos damos una hostia que no lo contamos....". Por otro, estaba la sensación de pensar en que era yo quien controlaba el quad, no sé... ese subidón de hadrenalina que imagino que te da cuando te sacas el carné de conducir... Descubrí que me gusta correr... y que a la que podía le daba al gas, y bueno, que una vez pillas las dimensiones del espacio en el que estás, vas pillando algo más de seguridad. Con el guía íbamos haciendo coñas... y yo le preguntaba "¿en serio que te fías?". Él contestaba: "aaah, si lo haces muy bien.... ¡lo tienes controlado!", "Yo no sé si sería capaz....". Yo le contesté que la que no sabe si sería capaz de subirse con un ciego al volante era yo...
Después de eso, nos fuimos a tomar algo calentito que la lluvia había empezado a caer algo más fuerte. Después de ahí, volvimos a Terrassa y bueno, entre que hacía más frío, llovía más y tenía una idea algo más clara de como funciona un quad disfruté más del trayecto de vuelta que del de ida... conseguí relajarme un poco más.
De todos modos, pensamos que ¡estaría bien repetir! Por aquello de salir de dudas....
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